Cada dos años, el Código ASME para Calderas y Recipientes a Presión (BPVC) evoluciona para reflejar los cambios en las tecnologías, las prácticas y los requisitos de seguridad. La edición de 2025 no es una excepción.
Hablamos con Karl Eder, director de servicios de ASME y experto de LRQA, sobre lo que significa la actualización para la industria y cómo pueden prepararse las organizaciones. Los objetivos de la actualización de 2025 son claros: mejorar la claridad, consolidar los requisitos clave y reforzar el énfasis en las expectativas basadas en el rendimiento en varias secciones.
Estos cambios están diseñados para mejorar la usabilidad, reducir la ambigüedad y apoyar aplicaciones más seguras y coherentes del código. Para los equipos de ingeniería, calidad e inspección, esto significa revisar las prácticas internas, la documentación de diseño y las estrategias de cumplimiento para garantizar la alineación con la estructura y los requisitos actualizados del código.
Un código más claro con un impacto operativo significativo
El ASME BPVC se utiliza en más de 100 países y respalda más de 11 500 certificaciones en todo el mundo. Constituye la columna vertebral de la garantía de seguridad en sectores como la energía, la industria aeroespacial y la industria pesada. Su complejidad ha sido durante mucho tiempo un reto. Las actualizaciones anteriores, incluidas las de 2019 y 2021, introdujeron cambios estructurales y editoriales destinados a modernizar y simplificar los requisitos clave, pero también crearon retos en cuanto a su interpretación y aplicación.
Por ejemplo, la reestructuración de la sección VIII, división 2, de la edición de 2019 introdujo nuevas normas de diseño por análisis, lo que llevó a muchas organizaciones a aumentar la formación y actualizar los procedimientos. Del mismo modo, las actualizaciones de las especificaciones de los materiales y las directrices sobre ensayos no destructivos (NDE) requirieron revisiones de los sistemas de gestión de la calidad y la documentación de los proveedores.
La edición de 2025 continúa los esfuerzos de ASME por modernizar y mejorar la usabilidad. Las áreas clave en las que se centra incluyen los esfuerzos por aclarar los requisitos específicos de los recipientes, racionalizar los criterios de certificación para los profesionales del diseño y perfeccionar las directrices sobre el análisis de la tensión y la fatiga de los materiales en aplicaciones nucleares. El código actualizado también introduce distinciones más claras entre los requisitos para los exámenes en servicio y las inspecciones relacionadas con la construcción.
Estos cambios no son solo editoriales. Afectan a la forma en que las organizaciones diseñan, inspeccionan y certifican los equipos, y a la forma en que tanto los fabricantes como los organismos de inspección definen y demuestran su competencia técnica.
«Se trata de algo más que una actualización del lenguaje. Es un cambio en la forma en que se aplica el código, que exige a los equipos revisar sus sistemas y prácticas a la luz de la nueva estructura e intención», afirma Karl.
Aprender del pasado para prepararse para el futuro
Mirando hacia atrás, uno de los retos más citados de las revisiones anteriores del BPVC ha sido el retraso en la concienciación y la comprensión. La experiencia de las recientes revisiones del BPVC de la ASME ha demostrado que muchas organizaciones se enfrentan a retos a la hora de interpretar las actualizaciones estructurales y navegar por los cambios en el diseño del código sin orientación externa. Estas ideas parecen haber influido en la actualización de 2025, que se centra en gran medida en la legibilidad y la lógica del diseño.
Pero el cansancio por los cambios es real. Los equipos de ingeniería suelen gestionar obligaciones de cumplimiento simultáneas en ISO, API y otros códigos regionales. Por ello, es esencial planificar con antelación. Las organizaciones que han gestionado con éxito las revisiones anteriores suelen:
- Establecer un grupo de trabajo dedicado a revisar las ediciones preliminares o con marcas de revisión.
- Iniciar la formación antes de la adopción formal para reducir las interrupciones.
- Realizar evaluaciones internas de las deficiencias con respecto a los nuevos requisitos.
- Contratar a inspectores externos para comprobar la interpretación y la aplicación.
Estos enfoques seguirán siendo fundamentales en 2025, especialmente con las actualizaciones que modifican la forma de definir y verificar la competencia del personal.
El camino a seguir
La prioridad para las organizaciones es clara: comprender los cambios introducidos en la edición de 2025, evaluar cómo afectan a las operaciones y tomar medidas para alinearse con las mejores prácticas.
Karl concluye: «La ASME BPVC sigue evolucionando para apoyar unos resultados de ingeniería más seguros, claros y coherentes. Mantenerse informado y comprometido es clave para aprovechar al máximo lo que ofrece la última edición».
Se anima a las organizaciones a revisar los materiales preliminares, asistir a las sesiones informativas sobre la actualización del código y colaborar entre equipos para garantizar una transición fluida.
¿Su empresa puede manejar el cambio de presión?
Los cambios en el código ASME serán obligatorios a partir de enero de 2026.
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